Por primera vez voy a hablar de un gadget de chips, plástico y cristal líquido, una PDA que me acompaña a todos sitios desde finales de 2005. Por aquel entonces empezaban a salir PDAs con GPS incorporado, entre ellas la popular ACER n35. Comparada con otras la n35 es un armario, con un microprocesador que se arrastra y una circuitería de radio de válvulas. Pero su precio la hacía más asequible para las economías pobreburguesas del momento. Por eso y por llevar GPS incorporado el modelo tuvo bastante éxito, y un montón de ansiosos adquirimos el miniordenadorcito para pegarlo en la luna de nuestro auto. La pena fue que probablemente al comprarla con la intención de emplearla como navegador en muchas ocasiones su destino habrá quedado fijado sólo para tal menester, cuando en realidad las PDAs tienen un montón de utilidades, algunas bastante revolucionarias.
Además de la típica agenda para meter de todo (teléfonos, direcciones, ect), estos chismes permiten tomar notas y trabajar con archivos DOC de Word, XLS de Excel, etc. Funcionan también con archivos PDF que son básicos para leer eBooks, con el programita de Adobe Reader para PDA (es importante que los archivos se encuentren etiquetados de lo contrario puede ser desquiciante tratar de leer algo). Reproducen formatos de sonido mp3 y ogg (con gsplayer mejor porque se puede configurar con los botones de la pda y apagar la pantallita mientras escuchamos música). Cuentan con visores para ver fotos (mejor con XnView) e incluso películas en DivX y otros formatos (recomiendo visor de vídeo: TCPMP). Además si disponen de Wifi se puede navegar, utilizar programas de mensajería, escuchar la radio por Internet, consultar el correo, etc. Y los hay también con teléfono. Aunque ahora las tecnologías están convergiendo y es el teléfono el que va adquiriendo las características de las PDAs. A pesar de sus limitaciones la N35 me ha servido muy bien como reproductor de música portátil y para llevar mapas gigantescos en .jpg de callejeros (o de capturas de Googlemaps), que son muy útiles para andar por las ciudades. Pero es como navegador GPS y lector de libros electrónicos donde sobresale. Justo abajo una foto de mi PDA haciendo sus cosas en el cuarto de las máquinas.
Esta PDA barata es uno de los primeros dispositivos para contener libros más parecido a lo que describieron tantas veces los visionarios de la ciencia ficción. Aunque la historia de los dispositivos de eBook tiene ya una década. En 1998 Rocket ebook y Softbook lanzaron sus lectores junto al contenido, pero dentro de canales privados. Una vez contratado el servicio el cliente recibía libros y revistas digitales en un formato de texto sencillo en primitivas pantallas verdosas de cristal líquido (lo que ahora hace el lector Kindle de Amazon). Fue un nicho muy poco conocido de empresas que servían a un reducto de geeks, hasta que las PDAs, tabletPCs o los últimos teléfonos móviles han acabado por hacer muy bien el papel de lectores de eBooks. Mucho antes ya existía gente que disfrutaba de ingenios parecidos dedicados a tal fin, llamados computadores personales. Pero había que leer su contenido pegados a una mesa, y desde una posición fija y más o menos estática igual que hay que hacer con los enormes beatos medievales. Y aunque la mayor parte de mis lecturas siguen siendo en el PC por culpa de Internet lo cierto es que ahora con la PDA tengo lo más parecido que existe en peso, tamaño y portabilidad a un pequeño libro, con lo que uno puede adoptar cualquier postura cómoda y ni siquiera hay que pasar hojas ni sujetar el dispositivo con las dos manos para hacerlo. Y lo mejor de todo es que contiene una biblioteca bastante surtida dentro de su tarjeta de memoria. Varios albumes de discos y cientos de libros caben en el bolsillo y pueden ser reproducidos en cualquier parte.
Pero a principios de 2008 esta revolución, que un montón de gente tiene inadvertidamente pegada a la luna de su auto, aun es desconocida para la mayoría e incluso ignorada por una gran parte de la población con acceso a estas tecnologías. Mucho me temo que la mayoría de la gente que compró las PDAs para viajar con el GPS ni siquiera llegaron a pensar en aprovechar las pequeñas computadoras como lectores de libros. Al contrario que Japón donde existe una prometedora industria de novelas para los teléfonos, en España parece que sólo llega la neurona para leer y reproducir diminutos mensajes de ortografía alienígena.
Llegamos al siglo XXI y no conseguimos tener autos volando por las ciudades, pero cualquier antepasado, de los que trataban con placas de arcilla, papel de arroz, papiro o pergamino se maravillaría si le enseñara las posibilidades de mi PDA tercermundista. Los autos voladores más bien quedan como frívolas caricaturas comparados con los nuevos artilugios portátiles de lectura que pueden contener bibliotecas enteras. Y aun así éstos dispositivos móviles son una tecnología de transición, basta y rudimentaria comparada a su vez con los lectores de eBooks de tinta electrónica que ya están llegando.
Leer eBooks con la PDA
5 comentarios:
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A lo mejor no se usa más la PDA como libro por las características de su pantalla, que al tener retroiluminación cansa la vista mucho antes que los libros de papel de toda la vida. En ese aspecto creo que es mucho mejor la hoja de tinta electrónica, hau algunas en fase de desarrollo por IBM y creo que por Philips que son flexibles, se pueden doblar como una hoja de papel convencional. Eso si, no tienen navegador.
- lunes, abril 21, 2008 3:03:00 p. m.
- Heli dijo...
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El PRS505 de Sony tiene que molar. Lleva ya dos años en dos versiones, pero hay que pedirlo a E.U.A :(
- martes, abril 22, 2008 7:28:00 p. m.
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Pues ahora mismo por cada euro nos dan un dólar y medio, igual hasta sale barato pedirlo a E.U.A...
- sábado, abril 26, 2008 6:13:00 a. m.
- Chichipio dijo...
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Ese aparatito del demonio lleva un logo con una ventanita ondeada de colores payasescos. Nada bueno puede salir de ello. Que el señor los ilumine.
- sábado, abril 26, 2008 7:18:00 p. m.
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