Dijo Freud que “el primer humano que insultó a su enemigo en vez de tirarle una piedra fue el fundador de la civilización”. Civilización
significa asumir la crítica y el maltrato a nuestras creencias respondiendo desde la razón, e incluso desde el insulto. Ser civilizado
debe significar estar dispuesto a defender el derecho de los demás a maltratar nuestras ideas, entendiendo que la crítica que puedan hacer de ellas es ilimitada pero que nuestras respuestas deben también dirimirse en el mismo ámbito, por más que por buen gusto o incapacidad intelectual no sean tan furibundas o elaboradas.
Las creencias existen para ser elogiadas y propagadas pero también para ser criticadas y refutadas. Están ahí para ser expuestas a nuestro más implacable juicio, porque las creencias no sufren, son ideas que pueden cambiar, debilitarse o extinguirse, como pasó con la esclavitud, el racismo, la homofobia, etc. Por lo tanto no se debe respetar una creencia sin someterla antes a juicio, ni se debe confundir ese respeto con el respeto que debemos a sus creyentes como personas. Nunca hay que respetar una creencia por el respeto que debemos a sus creyentes.
La confusión entre el respeto a una creencia y el respeto al creyente justifica las acciones de los creyentes que no son civilizados y que utilizan la violencia, la que mata o maltrata a seres humanos, cuando sus creencias son expuestas desde expresiones que ellos no consideran convenientes. Justifica también la necesidad de la autocensura frente a la amenaza de esa violencia, consiguiendo que impere la fuerza sobre la razón y se destruya la libertad de expresión en un mundo que acabará sumido en el silencio a causa del miedo a los violentos.
Este texto ha ido creciendo sobre un comentario que hice en una entrada del blog del superbloguero Maikelnai´s.
Entradas relacionadas:
Publicar un comentario
Si desea mantener el anonimato mejor elegir la opción de "comentar como: nombre/URL" y utilizar cualquier nick. Recuerde que en Internet escribir sólo en letra mayúscula significa gritar.