La Sábana Santa

El sudario de Turín es uno de los fenómenos paranormales que me han hecho pensar sobre cómo percibimos la realidad bajo ideas modeladas por nuestra cultura. Esto aunque nos impide muchas veces darnos cuenta de cómo son realmente las cosas, también es necesario para sobrevivir ya que los datos del exterior que llegan a nuestros ojos son tan abundantes que, para no quedarnos indefinidamente detenidos procesando detalles del entorno, el cerebro esconde, reduce, modifica y simplifica la información que reciben los ojos y asocia símbolos e ideas a las cosas que nos rodean. Digamos que el mundo lo ve el cerebro en función de la información de que dispone.

Una pavorosa muestra del poder que tiene el cerebro para interpretar la realidad según ideas preestablecidas la podemos encontrar en la siguiente antigua y misteriosa fotografía, en la que se ve a una pareja de novios sosteniendo una cabeza gigante de Jesucristo.

En realidad la "cabeza" es parte del paisaje y una niña sobre el regazo de su padre, pero en ocasiones se tardan hasta varios minutos en romper el encantamiento de la idea previa y descubrir la imagen real.

La interpretación que el cerebro hace de la realidad es importante en el arte figurativo. Cuando los pintores van a copiar un paisaje o una figura se detienen a observar. Se toman tiempo para recibir información y a la hora de ponerse a pintar siempre tienen que desmontar y arrinconar los símbolos con los que nuestro cerebro nos hace desenvolvernos rápidamente en las tareas cotidianas. Si queremos dibujar la imagen realista de un ojo nos costará más o menos dependiendo de la velocidad con la que seamos capaces de despegar del pincel la recurrente idea del ojo, romper la estructura del símbolo y desvelar y reflejar el conjunto de fenómenos (colores, formas y vacíos) en los que consiste la imagen real.


La primera figura empezando por la izquierda se acerca a lo que la mayoría de los mortales dibujamos cuando pensamos en un ojo. Tendemos a reproducir el símbolo del ojo. La imagen del centro es un dibujo de alguien que se ha detenido a observar los ojos. La imagen de la derecha es una fotografía creada por una maquina. Las maquinas de fotos sólo se dedican a copiar, sus prejuicios no entorpecen la lectura, ni la realización de la copia. El resultado es que copian mejor que los humanos.

Y ahora abordemos el polémico tema del sudario. Sospecho que al artista que realizó la imagen del sudario de Turin le sucedió lo que nos ocurre a la mayoría cuando tratamos de dibujar ojos. Sin duda era un buen artesano pero realizó la imagen conforme a los cánones que imperaban en el medioevo. Por decirlo de algún modo el autor se encontraba dentro del zeitgeist artístico de su época. Su mente estaba atrapada en un repertorio de ideas y símbolos que conformaban la iconografía medieval y por lo tanto no consiguió hacer una representación realista del cuerpo de Jesus.
Es cierto que tampoco sabemos mucho del procedimiento que pudo seguir el artista para realizar la imagen, lo que tenemos seguro es un montón de obras medievales (un tipo de arte de una época) con las que se puede asociar razonablemente la representación que hay plasmada en el sudario.
A la izquierda una foto del rostro del sudario de Turin y a la derecha un pantocrator (aquí en tamaño grande). La imagen de la sabana esta realizada bajo los cánones de las representaciones antropomorfas de la pintura románica. Se puede apreciar claramente la cabeza y la nariz alargadas típicamente románicas herederas del arte bizantino y la barba dividida en dos que caracteriza a los pantocrator. El rostro es similar a otras muchas imágenes medievales de Cristo y comparte con los pantocrator características comunes obvias. El dibujo no presenta facciones muy diferentes a las que nos podemos encontrar en cualquier representación de Cristo del siglo XIV, época en la que se ha datado el lino del sudario.
Foto del sudario a la izquierda y a la derecha detalle de un icono de Cristo. Se puede apreciar que ambas obras comparten el mismo estilo de manos alargadas con dedos extremadamente estirados y carentes de pulgares, característica de muchas pinturas medievales (2).

También existen una serie de detalles que delatan que el artista no consiguió deshacerse de la representación simbólica que caracteriza la iconografía antropomorfa de su época. No supo solucionar la posición yacente de una forma realista. El pelo y la sangre de la cabeza "caen" en dirección a los pies, no se desparraman hacia los lados como sería natural en un cuerpo tendido. Dibujar desde lo simbólico antes de estudiar el comportamiento de un cuerpo real era lo normal en el arte románico. Por eso también se pintó la sangre de color rojo sin prever que con el paso del tiempo la sangre humana tiende a oscurecerse hasta quedar negra.

En mi opinión la figura de la sabana no es la proyección de una persona de carne y hueso, es la idea de un hombre representada siguiendo los cánones del momento y la interpretación medieval de la historia de Jesucristo. La imagen es la de un ser humano muy alto para su época, ya que el autor trata de crear una complexión hercúlea digna de un dios, como antes habían hecho griegos y romanos con sus dioses y emperadores. Pero en el siglo XIV hace casi mil años que se ha perdido el arte clásico. Ahora podemos apreciar errores que era incapaz de percibir el artista. La cabeza es pequeña en relación a un enorme torso, los brazos son demasiado largos y la figura parece tan rígida como el relieve de un faraón de un sarcófago egipcio, hieratismo que se extiende incluso al cabello pero que era perfectamente normal en la época. El artista utilizó una técnica que aun nos es desconocida, pero la imagen no se aleja de los conceptos pictóricos del medievo.

Lo extraordinario del sudario es que revela nuestra sorprendente capacidad de no percibir la realidad cuando la miramos con ideas preestablecidas. Tenemos profesionales cultos obnubilados por un fake medieval, empeñados en hacer espesos estudios técnicos sobre la fiabilidad de la datación por carbono catorce mientras asumen que la imagen que aparece en la sábana es anatómicamente correcta. Sus creencias modelan la percepción de la figura que hay representada sobre la sábana y les hacen obviar la iconografía medieval, sin percatarse de que es tan improbable que existiera un ser humano en tres dimensiones con la apariencia de personaje de abside románico como que Mickey Mouse sea la imagen de un ratón parlante que vive en Orlando.

Y acabo con un pedacito genial de "La joven de la perla", película que relata las andanzas de una criada de Vermeer, pintor que junto a otro genio como Huygens nos descubría el universo en la cosmopolita Holanda del siglo XVII.



2. En una documentadisima entrada del blog de José Luis Calvo encontré las imágenes de las manos sin pulgares.

6 comentarios:

Jezabel dijo...

No tenía ni idea de lo de los pulgares. Ilustrado me has.

Heli dijo...

Me alegro, eso quiere decir que el blog ha tenido algún sentido. La verdad que ha sido una entrada difícil, pero sobre todo por la cantidad ruido, errores y tonterías que hay en Internet sobre el tema.

N-Man dijo...

Sigo leyendo sus entradas y sigo estando fascinado con toda la información del blog, ciertamente es uno de los mejores descubrimientos que he tenido en tiempos recientes en cuanto a blogs se refiere. Reitero mis felicitaciones y solo quería agregar que recuerdo vagamente que todo el tema tratado en esta entrada era de sumo interés para Salvador Dalí, aunque creo que con toda la información que has publicado me podré adentrar un poco más en estos asuntos, gracias y seguiré siendo un asiduo visitante de este espacio.
P.D. Feliz Año Nuevo

Heli dijo...

Mmm sospecho que ha navegado usted poco. Pero igual se agradecen críticas tan favorables. :)

Heli dijo...

@Bambú me estas rescatando entradas que tenía olvidadas! :D

Y si, se hicieron pruebas por tres laboratorios en el 88, aun así los magufos han logrado generar un montón de confusión sobre el tema.

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