Ningún país, por muchos planes de contención o evacuación que se proyecten, esta preparado para el peor accidente de una instalación nuclear. La sociedad acepta los costos de tecnologías letales como nuestro actual automóvil, asume millones de desperfectos en infraestructuras, miles de muertos, miles de heridos y vehículos destruidos al año porque muchos más seguimos vivos y vivimos mejor gracias a los coches. Los peores accidentes de tráfico son algo horrible pero no son catastróficos. El peor accidente nuclear rompe esta sangrienta balanza de costos y beneficios porque toda la sociedad queda involucrada al mismo tiempo, no se trata, al contrario que los accidentes de tráfico de un tipo de accidente que pueda ser rápidamente absorbido por el tejido social. El peor accidente automovilístico es casi un accidente doméstico, el peor accidente en una central hidroeléctrica es un accidente local, el peor accidente en una central nuclear es un accidente global, capaz de afectar, paralizar o destruir a toda la sociedad de uno o de varios países.
Para asistir al tercero o al cuarto peor accidente nuclear no tenemos por qué esperar a que ocurran fallos humanos en la manipulación de esta tecnología como ocurrió en Chernobyl. Según un informe realizado por la Asociación Nacional de Gobernadores (NGA) de Estados Unidos, recogido en un mensaje del grupo Riverkeeper "un atentado terrorista sobre una instalación nuclear debería compararse con un ataque terrorista perpetrado con una bomba sucia [un arma de destrucción masiva], aunque probablemente tendría resultados más catastróficos debido al volumen de material nuclear que se dispersaría". No es necesario que un grupo de terroristas estrelle aviones, se introduzca en una central o haga volar por los aires toda la instalación para desencadenar un escape radiactivo, como dice Robert F. Kennedy Jr, en su libro: "Al contrario de la percepción pública agresivamente promovida por la industria, los terroristas no necesitarían volar la cúpula de contención para causar un accidente serio o una fusión. Las centrales como Indian Point son vulnerables en más de una docena de puntos, algunos de ellos casi imposibles de proteger de determinados ataques"
Si la seguridad en la potencia más armada del planeta no sale bien parada, qué se puede esperar de un país como España en el que para acceder a una central nuclear sólo hace falta una escalera, como demostraron hace no mucho un grupo de ecologistas, y qué podemos esperar del uso masivo de instalaciones nucleares y del creciente tráfico de combustible radiactivo en países aun más pobres, corruptos e inestables. Es paradójico que mientras los gobiernos de las naciones más poderosas despilfarran sus presupuestos levantando escudos tecnológicos de radares, satélites, láser de alta energía y baterías de misiles anti-misiles para detener hipotéticos cohetes atómicos siembren sus propios territorios de frágiles instalaciones nucleares. No podemos depender masivamente de una tecnología que no puede permitirse grandes accidentes, porque la imperfección forma parte de la evolución de todas las estructuras del universo. Fallan todas nuestras tecnologías y eso además de inevitable es necesario para su perfeccionamiento mientras podamos asumir las consecuencias de los fallos. Pero si pensamos que podemos asumir los resultados de las catástrofes que va a generar la producción masiva de energía nuclear es que no somos conscientes de la magnitud de sus costes.
Energía nuclear
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