Poema egipcio de finales del Primer periodo intermedio. Es el texto más antiguo conocido de un género de composiciones que se interpretaban en las fiestas y funerales como acompañamiento musical (dice Wiki). Hace unos años lo publiqué en un foro, en aquel entonces tuve que copiarlo de un libro de celulosa porque no había forma de encontrarlo en la red, finalmente el foro desapareció y extravié el poema. Ahora lo he vuelto a buscar y el texto se encuentra por todos sitios, y como pasa con estas cosas de la traducción lo tenemos en varias versiones, aunque todas vienen a decir lo mismo. Se trata de un poema epicúreo sobresaliente dentro de las producciones de la industria mortuoria egipcia que por lo general iban más encaminadas a hablar sobre formulas mágicas, rituales y artilugios que preparaban la felicidad en el más allá, sobre todo de los acumuladores de ushebtis. De todas formas lo que nos ha llegado es mayormente información que se encuentra en las tumbas, una reacción a este poema (en la misma entrada) creo que habla de que fuera de ellas existía más pluralidad de ideas que sólo la aparente preocupación por amontonar piedras, tener contentos a los dioses y prepararse la vida ultramundana pagándose lujosos enterramientos.
Las generaciones se desvanecen y desaparecen,
otras ocupan su lugar desde el tiempo de los ancestros.
De los dioses que existieron antes
y reposan en sus pirámides.
¿qué es de ellos?
Nobles y gentes ilustres
están enterrados en sus tumbas.
Construyeron casas cuyo lugar ya no existe.
¿Qué ha sido de ellos?
He oído sentencias
de Imhotep y Herdidif,
que se citan como proverbios
y que duran más que todo.
¿Dónde están sus moradas?
Sus muros se han desplomado;
sus lugares ya no existen,
como si nunca hubieran sido.
De allí no viene nadie;
que se nos diga su forma,
que se nos diga su suerte,
y se alegre nuestro corazón.
Hasta que lleguemos al lugar al que se han ido.
Alegra tu corazón para olvidar esto;
lo que es útil para ti es seguir tu corazón
mientras estés con vida.
Ponte olíbano en la cabeza.
Vístete de lino fino.
Úngete con las maravillas auténticas de las cosas divinas.
¡Acrecienta tu bienestar,
para que tu corazón no desfallezca!
¡Sigue a tu corazón y haz lo que sea bueno para ti!
Haz tus asuntos sobre la tierra según tu corazón
hasta que llegue para ti el día de los funerales.
Aquel que tiene el corazón cansado no oye su llamada.
Si el dios Osiris no entiende sus lamentaciones,
sus ceremonias fúnebres no salvan el corazón de los hombres en la tumba.
Hazte por tanto el día dichoso,
y no te canses nunca de esto.
¿Ves?, nadie se ha llevado sus bienes consigo.
¿Ves?, ninguno de los que se fueron ha vuelto.
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