Amor y odio

Mijaíl Alexándrovich Bakunin

Amo, Pavel, amo apasionadamente; no sé si puedo ser amado como me gustaría serlo, pero no desespero; sé al menos que tiene mucha simpatía por mí; debo y quiero merecer el amor de la que me ama, amándola religiosamente, es decir activamente; ella está sometida a la esclavitud más terrible e infamante; y yo debo liberarla luchando contra sus opresores y encendiendo en su corazón el sentido de su propia dignidad, suscitando en ella el amor y la necesidad de la libertad, los instintos de la rebelión y la independencia, recordándole a ella misma sus sentimientos acerca de su fuerza y sus derechos. Amor es querer la libertad, la independencia total del otro, es este el primer acto de amor verdadero; es la emancipación completa del objeto al que se ama; verdaderamente no se puede amar más que a un ser perfectamente libre, independiente no solamente de todos los demás sino incluso y sobre todo de aquel de quien es amado y a quien se ama. Esta es mi profesión de fe política, social y religiosa, éste es el sentido íntimo no sólo de mis acciones y mis tendencias políticas, sino hasta donde puedo de mi existencia particular e individual; porque el tiempo en el que estos dos tipos de acciones podrían ir por separado está ya muy lejos; ahora el hombre quiere la libertad en todas las acepciones de esta palabra, o no la quiere. Querer, al amar, la dependencia de aquella persona a la que se ama, es amar una cosa y no un ser humano, pues el hombre solamente se distingue de la cosa por la libertad; y si el amor también implicara la dependencia sería lo más peligroso y lo más infamante del mundo, porque reaviva entonces una fuente inagotable de esclavitud y embrutecimiento para la humanidad. Todo lo que emancipe a los hombres, todo lo que al hacerlos entrar en sí mismos suscita en ellos el principio de su vida propia, de una actividad original y verdaderamente independiente, todo lo que les da la fuerza para ser ellos mismos, todo esto es verdad; todo lo demás es falso, liberticida, absurdo. Emancipar al hombre es la única influencia legítima y bienhechora. ¡Abajo todos los dogmas religiosos y filosóficos, no son más que engaños! La verdad no es una teoría sino un hecho, la vida misma, es la comunidad de los hombres libres e independientes: es la unidad del amor que surge de las profundidades misteriosas e infinitas de la libertad individual (...) No me tratéis de cruel; es ya hora que nos saquemos de encima la sensiblería impotente e irreal; ya es hora de que seamos hombres, unos hombres tan fuertes y constantes en el odio como en el amor. No debe haber perdón sino guerra implacable contra mis enemigos, porque son los enemigos de todo cuanto hay de humanos en nosotros, enemigos de nuestra dignidad y nuestra libertad. Hemos amado demasiado tiempo, ahora queremos odiar. Sí, la capacidad de odiar es inseparable de la capacidad de amar.

2 comentarios:

Alea dijo...

Precioso texto, aunque a mi juicio algo idílico y utópico.

No estoy yo muy segura de que tal capacidad de amar sea humana. El hombre es esencialmente egoísta, busca instintivamente su placer, es lo que le mueve, la búsqueda del placer y la felicidad. Incluso detrás de los actos aparentemente mas generosos existe una motivación egoísta, el supuesto esfuerzo de generosidad se ve recompensado por la sensación reconfortante de sentirse bien con uno mismo y la aprobación y el reconocimiento de los demás. No estoy segura de si lo que se busca en el fondo con los actos generosos no es ese sentirse bien con uno mismo aunque sospecho que es así.

El amor no creo que se escape de esa norma general, el amor puede ser posesivo o generoso, pero en cualquier caso siempre es una emoción gratificante. Pero para que lo sea el amor ha de ser correspondido, o hemos de sentirlo. El que ama necesita de la persona amada, de su presencia mas o menos ocasional, de sus demostraciones de amor y eso ya es una dependencia

Se puede amar sin ser correspondido, pero es un amor doloroso, no satisfactorio que no se conforma y que aspira a llegar a serlo. Amar sin necesidad de ser amado y sin sufrir por ello sería, si ello fuera posible, la culminación de esa utopía de amar a alguien libre, por que si a la persona amada la quieres libre, también debes querer que sea libre de no corresponder al amor ofrecido sin que eso influya en tu amor. No creo que eso exista. Ese amor sufre y se extingue, no se conforma.
El amar no nos hace libres, nos hace mas dependientes. Deseamos que a persona que amamos nos ame, por lo tanto de alguna forma deseamos su dependencia. Otra cosa es que en la balanza el amor da mas que lo que quita.

Heli dijo...

Creo que de lo que habla Bakunin es de la disposición a reconocer la libertad de la persona a la que queremos como requisito imprescindible para amarla. Si amaramos sabiendo que esa persona no tiene libertad (ni voluntad) para dejar de correspondernos el amor sería parecido a ese sentimiento, seguro y plácido, que muchos tenemos por nuestro Iphone. :)

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